Que el ser humano es cotilla y entrometido por naturaleza es una afirmación absurda y que no es cierta al cien por cien. Pero, por desgracia, es demasiado frecuente. Hoy hablaremos de este tema en lo relativo a la maternidad y a cómo se nos juzga a las mujeres en todo lo relativo a esta.
Toda mujer llega a una edad en la que se le empieza a preguntar con demasiada frecuencia si pretende ser madre. El tan popular como temido “reloj biológico” que, aunque bien es cierto que es algo natural, es más bien una imposición de la sociedad.
¿Para cuándo los niños?
Sobre todo si tienes pareja, la pregunta de para cuándo los niños es todo un clásico. La gente no es consciente del daño que puede hacer una pregunta así, especialmente si tenemos en cuenta que pueden existir múltiples factores para que una pareja decida ampliar la familia.
Podemos encontrarnos de todo, desde parejas que han decidido no ser padres, con su total derecho a ello, como quienes quieren y no pueden por diversos motivos. Sin ser conocedores de la situación, es bastante de mal gusto preguntar por algo tan íntimo y personal que, además, puede herir los sentimientos de quienes estén deseando ser padres y no puedan por algún motivo.
¿Otra vez embarazada?
Las preguntas no cesan para algunos, pero siempre suelen ir por el mismo camino: juzgar, en este caso, a las mujeres. Si ya has sido madre y quieren ampliar la familia, también hay quien pregunta si otra vez.
Por el contrario, si no quieres tener más hijos, también hay quien pregunta e insiste en que cómo vas a dejarlo solo, que si los hijos únicos tal o cual.
Críticas feroces y un constante sometimiento a juicio
En muchas ocasiones, el peor enemigo de una mujer es otra mujer. Por motivos que escapan a mi control, las mujeres tendemos a criticarnos entre nosotras con demasiada frecuencia y ligereza. No es una cuestión de guerra de sexo, ni mucho menos. No sabría decir si por envidia o por un carácter basado en la observación constante y la necesidad de opinar por sistema, pero el caso es que hay mucha gente, sobre todo mujeres, que critica sin parar a otras.
Desde la manera de vestirnos o maquillarnos, hasta cómo afrontamos nuestra trayectoria profesional, existen multitud de aspectos en los que las mujeres nos vemos juzgadas día tras día.
La maternidad, siempre en el punto de mira
Pero todo lo relativo a la maternidad es como un punto de inflexión en nuestra vida, en el que parece que dejamos de ser mujeres para convertirnos en madres y nada más. Por supuesto que serlo es una de las experiencias más maravillosas de la vida, pero para poder juzgar a los demás, habría que estar en la piel de cada uno y vivir su situación.
Madres juzgadas por no dar el pecho, madres juzgadas por darlo durante “demasiado” tiempo, madres juzgadas por llevar a su bebé a la guardería cuando tienen que volver a trabajar pasado el exiguo permiso de maternidad del que podemos disfrutar en nuestro país, madres juzgada por pedirse una excedencia y sacrificar su carrera profesional para criar a sus hijos….demasiados prejuicios, demasiadas ganas de meterse en la vida de los demás sin que nos hayan autorizado a ello.
Flaco favor nos hacemos entre nosotras si nos juzgamos por tantas cosas de manera tan innecesaria.